Beneficios de abonar en otoño el olivar

La práctica de la fertilización en el olivar resulta clave si se quiere obtener cantidad y calidad en la cosecha y reducir la vecería, manteniendo una producción más estable en el tiempo logrando que nuestra explotación sea rentable. Ahora bien, el tipo de fertilizante seleccionado, así como la fecha de aplicación, condicionarán el éxito del abonado.

 

¿Cuál es el objetivo del abonado de otoño?

La aplicación de abono en otoño persigue varios objetivos:

  1. Mejorar los rendimientos de la cosecha en curso, aumentando el tamaño del fruto y el rendimiento graso.
  2. Poner a disposición del olivo suficiente cantidad de potasio, elemento de mayor extracción en la cosecha y con grandes repercusiones en el cultivo (deshidratación), puesto que interviene en el mecanismo de cierre y apertura de estomas, ayudando a tolerar mejor el estrés hídrico.
  3. Aportar los elementos necesarios para el crecimiento de los tallos que se desarrollan tras la parada invernal y sobre el que se producirá la diferenciación de yemas y la fructificación en la siguiente campaña.
  4. Restaurar las reservas de nutrientes, ya que, durante este período el árbol acumula nitrógeno y otros nutrientes como fósforo o potasio, en los órganos leñosos, que servirán de reserva para el siguiente ciclo biológico reduciéndose la vecería. Es necesario disponer de los nutrientes en el suelo y asegurar la capacidad de la planta por absorberlos a lo largo de su ciclo biológico.
  5. Favorecer la renovación del sistema radicular que no solo presenta un crecimiento acusado al final del invierno, sino también al final del verano. Mantener los niveles de fertilidad del suelo para evitar el empobrecimiento de este y asegurar el medio de producción y sustento para el olivar en el tiempo.

 

Cambio de tendencia en las precipitaciones y temperaturas otoñales y primaverales

El análisis de los datos registrados por las estaciones agroclimáticas durante los últimos años, nos indican que las condiciones

climáticas están cambiando. Cuando históricamente en primavera se acumulaba gran parte de la precipitación anual, en los últimos años, nos hemos enfrentado a primaveras más secas con episodios de lluvias torrenciales, y a otoños más húmedos y con temperaturas más suaves.

La media de precipitaciones de los últimos 5 años, obtenida de la estación meteorológica de IFAPA – Centro de Cabra, en Andalucía, (comunidad autónoma con el 60% de la extensión de olivar a nivel nacional), muestra que la precipitación de los meses de otoño-invierno (octubre-febrero) fue de 290 l/m2, superando de manera significativa a las precipitaciones de los meses de primavera (marzo-junio) 165 l/m2. Además, destacan las primaveras de los años 2021, 2019 y 2017 donde las precipitaciones alcanzaron valores por debajo de 130 l/m2.

En relación con las temperaturas de los últimos 5 años, el siguiente gráfico muestra cómo durante los meses de octubre, noviembre y diciembre la temperatura media alcanza valores por encima de 10ºC, lo que indica que el árbol continúa fisiológicamente activo, absorbiendo nutrientes, agua y renovando el sistema radicular. De hecho, incluso en varias zonas geográficas más cálidas no se produce la parada vegetativa invernal.

Este cambio de tendencia implica, en definitiva, una mayor actividad del olivar durante los meses de otoño y una adaptación de su metabolismo a las condiciones ambientales de la primavera, cada vez más secas, condicionando de igual forma la eficacia de los fertilizantes banales, que durante las últimas décadas, se ha normalizado aplicar en este período.

 

 

Eficacia de los fertilizantes convencionales condicionada por el medio

Una constante de los fertilizantes tradicionales es que la liberación de los nutrientes está conducida por factores externos a las necesidades de la planta. El fertilizante, reacciona en contacto con el suelo y se solubiliza con el agua de lluvia, teniendo lugar una serie de procesos químicos que reducen la eficiencia de las unidades fertilizantes que aportan.

Se puede concluir que para que estos fertilizantes se pongan a disposición de la planta, primero se necesita una previsión de lluvias, ya que la humedad ambiental no es normalmente suficiente para solubilizar el fertilizante. Pero a su vez, al solubilizarse los nutrientes con el agua, estos interaccionan con el medio, desperdiciándose por volatilización hasta un 45% de nitrógeno en forma de amoniaco y óxido nitroso a la atmósfera, hasta un 20% por lavado a capas más profundas en forma de nitratos y hasta un 80% del fósforo por bloqueo con carbonatos en suelos básicos. Para el caso del potasio gran parte del mismo puede quedar fijado entre las láminas de las arcillas o perderse por la percolación del agua a capas más profundas. Estas pérdidas son más acuciantes en los suelos típicos del olivar andaluz, donde predominan los suelos básicos y pobres en materia orgánica. Esto origina que gran parte de las unidades fertilizantes teóricas aportadas, finalmente no sean asimiladas por el cultivo.

De esta forma, si se decide fertilizar en primavera y la previsión de lluvias no se cumple, se corre el riesgo de no aportar los nutrientes que el olivo precisa para su desarrollo y fructificación, al contrario de lo que ocurriría en el otoño si se aportara el fertilizante adecuado.
De igual manera, las precipitaciones del otoño y del invierno pueden provocar una liberación de nutrientes desacompasada al ritmo de asimilación del olivo, y una consecuente pérdida de eficacia.
Entonces, ¿qué solución fertilizante es la más adecuada?

 

D-CODER TOP, fertilizante a demanda desde el otoño

Conocedores de este cambio de tendencia climático y como expertos en fertilización, TIMAC AGRO apuesta por el abonado de fondo con D-CODER TOP, en los meses de otoño para el olivar de secano.

D-CODER TOP es el único fertilizante a demanda del mercado que libera los nutrientes a medida que el olivo los necesita. Una vez aplicado, el fertilizante se disgrega con las lluvias de otoño en partículas más pequeñas que le permiten profundizar en el suelo hacia la zona radicular. Estas partículas están constituidas por la fracción D-Coder, una matriz que contiene los complejos PES y FMR y los nutrientes que solo los libera cuando las raíces emiten exudados, es decir, cuando la planta tiene actividad. Los complejos PES y FMR al ser liberados potencian la emisión de señales y multiplican la actividad rizosférica, favoreciendo

el desarrollo vegetativo y la renovación radicular. Por todo ello se consigue reducir en más de un -35% las pérdidas de nitrógeno, en un -100% el fósforo y en un -25% el potasio.

 

Los beneficios agronómicos alcanzables al aplicar D-CODER TOP en otoño se resumen en:

  • Aumenta el rendimiento de la cosecha y la calidad de los frutos.
  • Restaura la reserva de nutrientes del olivo.
  • Estimula el desarrollo vegetativo de brotes.
  • Favorece la renovación del sistema radicular.
  • Mejora la diferenciación de yemas y fructificación en la futura campaña.
  • Confiere mayor tolerancia al estrés hídrico.
  • Contribuye en la reducción de la vecería.
  • Mantiene la fertilidad del suelo.

Los buenos resultados logrados se reflejan en los testimonios de campo realizados por los técnicos de TIMAC AGRO durante las últimas campañas. Las imágenes satelitales de FARMING UP!, herramienta de inteligencia artificial diseñada por la compañía, indican un mayor vigor del olivar a la salida del invierno en la estrategia D-CODER TOP, contrastando con las imágenes reales de campo con olivos con mayores brotes y desarrollo vegetativo.